sábado, 21 de marzo de 2015

COMPATRIOTAS

La Prensa / Opinión
 
Jueves, 19 de marzo de 2015
INTEGRACIÓN
Compatriotas: Luis Alberto Castrellón Oller

Luis Alberto Castrellón Oller | 19 mar 2015 - 01:24h

El término “compatriota” (del lat. compatriota), en la mayoría de los diccionarios se define como aquella “persona de la misma patria que otra”, y patria (del lat. patria), como “Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos” y “lugar, ciudad o país en que se ha nacido”.

Como se observa, patria es un concepto referente a Nación y Estado, este último, para que exista necesita varios elementos, que son el territorio, la población, la forma o sistema de gobierno que se adopte y la soberanía.

Los anteriores elementos son integradores, no se pueden dividir, separar o segregar por una porción de la población en contra de otros o por motivaciones de una determinada porción de la población; simple y sencillamente, porque en un Estado todos sus pobladores tienen el derecho de recibir y beneficiarse de todos los bienes y servicios, es decir, del patrimonio del Estado.

Sin embargo, esto no ha sido la tónica de la historia de los pueblos en el continente americano y de allí las grandes discusiones; que si los pueblos originarios o indígenas son los que deben tener el derecho a todo, primero que el resto de la población, ya que la tenencia, uso y provecho de la tierra o territorio donde han vivido por años, siglos o desde que han existido, debe ser para ellos.

Sobre esa base, algunos grupos comarcales presentan que el uso del territorio debe ser exclusivo de ellos y para ellos, sin que el resto de los compatriotas o población de un Estado al que pertenecen se beneficien, tengan, obtengan y desarrollen los bienes que están en una determinada parte del territorio de la patria, país, Nación o Estado donde hoy existen.

Lo indicado es tan cierto que, recientemente, en algunos territorios comarcales se organizaron grupos de custodios, a la entrada y salida, que son los que deciden quien entra. Y si alguien logra entrar, antes debe pagar un peaje, es decir, un “tributo”, algo que solo por mandato constitucional lo puede establecer el Estado por medio de ley. No respetar esto es inaceptable en un estado de derecho.

Quizás lo que debieran hacer los compatriotas de las comarcas, una vez solventen los errores, reparen los daños ocasionados y establezcan el orden en armonía con el resto del país, es aprovechar la coyuntura de los proyectos que se hagan en las tierras comarcales, para alcanzar el desarrollo en todo su sentido, con la concurrencia de los elementos necesarios, que son los de tipo económico, tecnológico y social. Esto se puede lograr y desarrollar de tres maneras:

1. Con la inversión que el Estado haga en infraestructura adecuada, como caminos, carreteras y calles; en plantas de acueductos y de disposición de aguas servidas; en centros de salud completos con equipos, medicamentos suficientes y desarrollo de planes de medicina preventiva; con la construcción de escuelas adecuadas en las que se asignen a maestros y profesores preparados y actualizados para educar a los niños y la juventud y, sin perder su idiosincrasia, puedan integrarse a una educación igual a la que se le imparte al resto de los educandos del país.

2. Con la inversión del sector privado para el suministro de electricidad, telefonía, acceso a internet y a las tecnologías de información y comunicación para la población comarcal en materia de educación, actividades gubernamentales, administrativas, comarcales, comerciales y de producción.

3. Con la planeación y ejecución de programas de producción agrícola sostenibles y sustentables, para consumo de la propia población comarcal, con la producción orgánica de cultivos como, café y cacao, de flores y follajes para el mercado de exportación, y la producción pecuaria de ganado caprino, entre otros.

Somos una sola Nación en la que vivimos y convivimos los pueblos originarios, los campesinos, la población provincial y los habitantes de las ciudades que, con tolerancia, sensatez y consensos, hemos podido y podemos, hacer que cada día tengamos un mejor Panamá.

Luis Alberto Castrellón Oller
El Autor es Ciudadano y Docente